Cada inicio de año los Godínez de todo el mundo
mundial nos proponemos empezar un negocio que nos permita en un futuro no muy lejano
abandonar el Godinato y tener ahora sí, ¡libertad!, o al menos eso es lo que
creemos los que estamos de este lado ya que cuando le preguntamos a los
emprendedores, pues están igual o peor
de atorados. Eso sí, pero al menos son sus propios jefes…
Muchos nos
quedamos en el camino de cumplir con este propósito, pero otros empiezan cada
año aventuras emprendedoras, algunos con más éxito que otros, pero al final es muy difícil para muchos dejar la
comodidad que representa un trabajo donde cada quincena te cae tu sueldo,
los vales de despensa, fondo de ahorro (topado por supuesto), seguro de vida,
seguro de gastos médicos mayores, seguro dental y demás prestaciones de ley.
La “comodidad” del Godinato no es gratis, viene acompañada de tener
que tener “disponibilidad de tiempo” para la empresa (es decir trabajar todas
las horas que la empresa pida), “flexibilidad de horario” (estar disponibles
sábados, domingos y cualquier fecha especial), “trabajar bajo presión” (es
decir aguantar todo el estrés posible por proyectos quemados, entregas tardías,
etc.) y sobre todo, que cada que vas subiendo de puesto y de salario la presión
por dar los resultados aumenta.
También hay
quienes combinan el Godinato con la parte emprendedora y aprovechan para vender
cuanto artículo de catálogo existe, zapatos, abrigos, ropa interior, perfumes,
etc., digo, los clientes los tienes a la mano con los compañeros Godínez, ya sabes qué día les pagan y que día
cobrar. Tuve una amiga que trabajaba en alguna dependencia gubernamental
porque eso le daba acceso a los clientes y le iba muy bien. En alguna ocasión
le pregunté porque no se salía de trabajar y se dedicaba solo a vender, a lo
que me respondió: “es que en el trabajo están los clientes, por esto estoy ahí”.
Empezó vendiendo zapatos y ya luego sus clientes le preguntaban por otras
cosas, como calcetines, medias, collares, pulseras y pues mi amiga les vendía
lo que pedían. Otro Godínez que también
abunda es el que tiene la “tiendita” y te vende dulces, chicles y otras
golosinas, que guarda en su cajón de trabajo.
Al final yo creo
que “quien nace para Godínez, de la
oficina del Gerente no pasa” y hay quien busca mucho más, depende ya de
cada uno y que es lo que busca en su plan de vida. Personalmente yo confieso
que poco a poco el ser Godínez me ha ido desgastando, y peor ahora con estos millennials, que les llaman, que me van
a terminar de dejar calvo…
Gracias por leerme, soy Gary Gallegos y soy un
Godínez más, (pero eso sí, soy un Godínez Excelente!). Como buen mexicano en
redes sociales, me gusta opinar sobre todos los temas y me divierto haciéndolo.
Contáctame para saber tu opinión de lo que escribo, escuchar tus tristes
historias godinezcas y llorar juntos con ellas o simplemente para convivir. Mi
twitter es @GaryGallegosB