Terminó
el festival de Cannes en la costa de Francia. Normalmente no sigo el festival
más allá de los premiados o la alfombra roja sin embargo, este año me enteré
del escandaloso estreno de una película
producida por Netflix que aseguraban no iba a ser premiada porque no iba a
pasar por otras salas de cine que no fueran las del festival. Creo que es
bastante seguro decir que ya a pocos nos importa que las películas sean
premiadas o no antes de que se estrenen en el cine… o en la tele… o en alguna plataforma
digital. Lo que nos importa es que den de qué hablar y por lo pronto, ya quiero ver Okja cuando salga en Netflix, aunque no le den un Oscar.
Pero
eso no es lo importante, lo que realmente me obligó a seguirle el rastro al
festival fue primero, una foto del mexican dream team (Salma Hayek, Alejandro
Iñárritu, Emmanuel Lubesky, Diego Luna, Gael García, Guillermo del Toro y
Alfonso Cuarón) posando en la alfombra roja exhudando talento.
Y
luego, un video en donde este mismo dream team, cantaba “Mexico lindo y
querido” con un mariachi, en Francia. Eso me hizo el día.
¿Por
qué me hizo el día? Porque yo si soy de esas mexicanas que AMA su país no
importa cuánto se empeñen en recordarme que aquí también producimos y
exportamos personas mierda que se dedican a robar de la manera más descarada
que se les ocurra. No importa cuánto me quieran hacer pensar que no puedo
caminar por las calles del centro histórico porque no es seguro. No importa
cuánto me recuerden que como soy mujer, corro peligro al salir de mi casa nada
más por ser mujer. No importa que nuestro gobierno o los políticos sean una
mierda.
Y
entonces, ver a personas exitosas y reconocidas en su industria me hizo el día.
Porque me recuerda que también hay
mexicanos chingones que hacen cosas extraordinarias aunque -a veces- tengan
que irse a vivir a otro lado para hacerlas.
Uno
puede sacar al mexicano de México, pero México nunca se irá de un mexicano.
Nada más les pones un mariachi en frente, un par de tragos y sale a relucir la
mexicaneidad, olviden el mariachi, saquen una tortilla de maíz y ya estuvo.
Desde la primera vez que me alejé lo más que pude de México (no porque quisiera
alejarme de México sino porque quería salir a explorar cangurolandia), me di
cuenta de que lo mío, lo mío, era evangelizar
a los extranjeros acerca de los estereotipos ridículos que tienen de México
y los mexicanos: su comida, sus paisajes, su historia, su gente, empezando por
mi (espacio para risas, para esos que me conocen muy bien) y el ejemplo de
mexicano que tenían en frente.
Muchas veces me dijeron “es que no
pareces mexicana” desde cómo me
vestía, cómo comía, cómo bebía, mi nivel de inglés, de estudios, hasta mi
capacidad de pagarme el viaje o mi conocimiento sobre otros países, u otras
culturas. Y aunque no sea millonaria o súper exitosa (todavía), si me siento una mexicana chingona. Y
si me preguntan que cómo componemos el país, que hacia dónde vamos yo diría que
habría que dejar de poner nuestra fe en el gobierno y empezar a velar por
nosotros entre nosotros. Porque somos unos chingones (no Don Vergas, no sean
manchados) y somos un chingo.
Recomendación musical: Maca Torres.
Concierto al que quiero
ir: ¡Hanson! Pero nada más porque @Nataliusca
jura que van a tocar Save Me.
¡Gracias por leerme! Si ya llegaste hasta aquí, tal
vez quieras echar un vistazo a mi blog de cultura pop (mostly música y
cine) llamado PopSoup. En el mundo laboral
escribo cosas de negocios y viajes, doy consultoría de comunicación y
relaciones públicas para pequeñas empresas y marcas de tecnología, viajes,
estilo de vida, etc. Puedes seguirme en Twitter o contactarme aquí.