Hace unos meses estaba en una
conversación con mis primos sobre las carreras que habíamos elegido y cuáles
habían sido nuestras expectativas al iniciar, muchos no se dedican a lo que
estudiaron y otros sí. Yo estudié Ciencias de la Comunicación y debo decir que
siempre supe que esa era mi carrera, no recuerdo haberme preguntado ¿Y yo que
quiero estudiar? Simplemente fue como lo “obvio” terminando la prepa, no tenía
duda alguna. Ser comunicóloga era mi
profesión. También tenía claro que el mundo académico me gusta mucho. Uno
de mis sueños era dar clases en universidad, lo cual ya he tenido la oportunidad
de hacer y ha sido una experiencia increíble.
Antes de acabar la carrera de
comunicación se presentó la oportunidad de estudiar la “Maestría en Ciencias de
la Familia” ya que se impartía justo los días que yo no tenía clases. Como aún
no tenía mi título, la comencé a estudiar como diplomado y fue así como un año
después de acabar la carrera acabé también la Maestría… Y ahí estaba yo, de 24
años con ambos grados académicos y sin
saber qué hacer con tanta información. Unos meses después me ofrecieron un
empleo en la Universidad donde estudié.
Empleo:
no te quiero, pero te necesito
Fue así como inició mi “debate interno sobre ser empleada o emprender”. Mi papá es un contador tiene su despacho, siempre ha sido muy trabajador, pero también de alguna manera él decide sus horarios y también si quiere tomarse unos días de vacaciones en temporada alta. Así que eso de ser independiente siempre me había llamado la atención. Acepté el empleo, y de verdad lo disfrutaba, pero no sentía que realmente fuera lo mío (jaja así o más millennial). Todo el tiempo me daba vueltas la idea de renunciar y mejor pedir clases, ser dueña de mi tiempo. Por ese entonces fui a una conferencia de Andrés O’ Haggan, un chavo que hablaba de valores y para hacer muy claros sus ejemplos utilizaba la magia (la verdad muy padre). Él nos hablaba sobre el tema de los sueños y las metas, mencionó el libro “Piense y hágase Rico” de Napoleón Hill. Un clásico de finanzas personales. Lo compré, lo leí y tuvo un impacto muy importante en mí, sobretodo la idea de que yo podía hacer algo que me encantara y además ganar dinero, e incluso llevar mi propio proyecto a gran escala… Comencé a soñar con un proyecto personal, fue increíble.
Esto que te estoy platicando fue en
2011. Un día me encontraba haciendo constancias de estudios en el departamento
de servicios escolares de la universidad y recuerdo que pensé: esto en verdad no es lo mío y tomé la
decisión de renunciar. Estoy segura de que hubiese tenido mucha oportunidad
de crecer en ese empleo y creo que haría algo que me gusta o decidiría que lo
que estuviera haciendo me gustara.
No estoy en contra de los empleos,
solamente estoy reflexionando sobre mi propia historia y comparto mis
aprendizajes por si a alguien le pueden servir, conozco y admiro a muchas
personas que han perseverado en sus empleos. Yo no soy una de esas personas.
Creo que es una cuestión de personalidad
y en mi caso influyeron también otros factores. En el 2012 fui diagnosticada con
dos tumores; meses antes de los diagnósticos la verdad es que yo me sentía muy
cansada. Recuerdo que salía de mi empleo para comer de 2 a 4 y sentía que no
podía con mi vida. En parte esta situación también me daba mucha impotencia,
por eso también consideraba que la idea de llevar yo mi propio horario podría
ser bueno para mí.
Una
idea Genial
Cuando renuncié a mi primer empleo tuve la oportunidad de ir a un curso de “Coaching cognitivo” en la CD. MX. Yo tenía en mente mucha información del libro “Piense y hágase rico” y una consigna que tenía muy clara era la de encontrar una idea genial que pudiera vender, que a la vez se relacionara con mi formación como comunicóloga y como orientadora en temas de familia. Cuando regresé del curso, se empezó a gestar la idea de hacer un “coaching familiar”. Comencé a escribir lo que se me venía a la mente, es así como surgió el “Súper Woman” un curso que integra herramientas de coaching al tema del liderazgo y autoridad para madres de familia.
Fue en esta época que también comencé a
tocar guitarra, la cual me ha salvado de varias crisis económicas, ya tendré
tiempo de hablar sobre ese tema.
Identificar
un problema y ofrecer una solución
En un trabajo que hice en la maestría,
sobre los retos que enfrentan las madres hoy en día con el tema de autoridad,
me di cuenta de que había un área de oportunidad ya que, sobre todo, las madres
de niños y adolescentes muchas veces se sienten culpables por ser estrictas y a
la vez no tienen muy claro lo que significa poner límites. Me puse a estudiar
el tema de la autoridad, los berrinches, la comunicación eficaz en la familia…
y conjugado con el coaching quedó un curso de 5 sesiones.
1.
Desarrollando
conciencia
2. Identificando y celebrando habilidades
3. Comunicando Amor eficazmente
4. Desarrollando potencial familiar
5. Familia interdependiente.
Me basé en lo que estudié sobre los 5 estados de la mente de Coaching cognitivo
que son precisamente: Conciencia, Habilidad, Eficacia, flexibilidad e
interdependencia.
Estaba muy nerviosa de ofrecer algo totalmente nuevo, pero a la vez también emocionada porque sabía del empeño que le había puesto al proyecto, también confiada porque sabía que era un proyecto de valor y aprendí “que siempre hay clientes”, siempre hay alguien que necesita lo que tu ofreces y más si tu producto o servicio aporta valor a los demás.
Cuando estaba desarrollando el Super Woman trabajé con una familia de
la cual aprendí mucho. La mamá juntó a sus amigas y fue así como conseguí las
primeras clientas y alumnas. Fue una súper experiencia, ya que al final
quedaron satisfechas con los contenidos y yo me sentí más segura de ofrecerlo.
Fue así como empezó este proyecto y es
un curso que he tenido la oportunidad de impartirlo varias veces, en cada uno de
ellas he aprendido muchísimo de las mamás que lo han tomado y se han formado
relaciones de confianza. Me siento profundamente agradecida con todas las que
me han dado la oportunidad de ser su coach y es a la vez un compromiso por
seguirme preparando y seguir ofreciendo calidad en los cursos que vengan más
adelante.
Hoy en día es un proyecto que está en el
cajón, me vi en la necesidad de guardarlo porque dejé de manejar debido a un
accidente que tuve y me adapté a trabajar desde casa en una empresa de mercadeo
en red y llevando cuentas Facebook
de algunas empresas.
Un
aprendizaje que marcó una diferencia:
Una vez que emprendes un proyecto es más fácil que lo sigas haciendo. Sé que haber tomado este camino la primera vez fue muy importante ya que las habilidades y aprendizajes que adquirí han sido decisivos para enfrentar las enfermedades y el accidente que tuve ya que, a pesar de estar sometida a cirugías, terapias, doctores, rehabilitación, nunca dejé de ser productiva.
Aprendí que en la vida no siempre sale
todo como uno hubiera querido, pero ante
lo que se nos sale de control podemos verlo con dos actitudes “la del que sabe”
y “la del que no sabe”. Muchas veces estuve en la primera actitud, creyendo
que “Yo lo sabía” y no me funcionó, lo mejor ha sido siempre preguntar y aprender de las personas que tienen
resultados como los que yo quisiera tener. Hoy intento tener ante la vida
la segunda actitud; “la del que no sabe” y aprender de todo y de todos, los
libros y los testimonios de personas que admiro han sido para mí grandes
maestros, siempre hay algo que aprender sobre nosotros mismos, sobre el dinero,
sobre la familia, sobre Dios, la amistad, las relaciones de pareja, las redes
sociales, la salud, la nutrición, el ejercicio, el arte, la música… y lo mejor es que tenemos vida para seguir
aprendiendo.
Gracias por leerme.
Hola. Mi nombre es Emilia Naranjo. Soy Maestra en Ciencias de la Familia y me dedico al coaching en el ámbito familiar. Imparto cursos de empoderamiento para familias, mujeres y para disfrutar la vida. Puedes contactarme para trabajar juntos en talleres y cursos a través de mi correo emilianaranjo@gmail.com o por redes sociales. ¡Saquemos tu mejor versión de ti!