Un ambulante, un gritón mañanero del Bosque de Chapultepec, un
vendedor que grita su mercancía en el metro y te traen la novedad, uno con una
camioneta que pasa cada domingo afuera de tu casa vendiendo artículos de
segundo uso, es decir un buhonero (el
que vende buhonerías, es decir baratijas) más bien pequeño e informal, podría
caber en las múltiples definiciones de mercachifle.
Mercachifle
viene de merca, que remite no a vender, sino a comprar y el origen de la partícula chifle es incierta, aunque se relaciona con silbar o silbato. De ahí
viene otra de las acepciones coloquiales y despectivas de la palabra; ya que un
silbato en realidad es un cachivache,
que terminó adquiriendo el significado de cosa
de poca importancia. De modo que el la descripción literal esta palabra
sería el que compra baratijas;
contrario a la definición más común de mercachifle;
comerciante de poca monta, es decir
de cosas de poco valor.
Otra de sus acepciones, es el comerciante de poco fiar que te
quiere vender algo a fuerza, de esos que te dan mala espina y que, si terminas
accediendo pocas son tus garantías.
El mercachifle tiene
un espíritu avaro y está dominado por el mercantilismo. No solo se designa así
a los comerciantes informales, sino también a las personas excesivamente
interesadas en sacar provecho de su trabajo o profesión… Como deportistas, celebridades,
directores de cine, primeros ministros, amigos cercanos a personas de cargos
públicos; contratando despachos para generar empresas offshore, ¿te suena Panamá
Papers?