La cultura pop ha traído a la pantalla grande muchos de los superhéroes de los comics y
algunos otros que habían sido desconocidos hasta la última década. Poderes fantásticos, gemas todopoderosas,
habilidades especiales, sidekicks bad
asses, tecnología de punta y muchas otras estratagemas han creado que la
figura del héroe se reconozca a través del disfraz que utilizan. Sin embargo, ¿cuál es el origen de su originalidad?
El arquetipo del héroe es una estructura que ha sido utilizada durante muchos años en múltiples y diversas culturas adaptándose a ellas, pero manteniendo la misma fórmula. En la narrativa clásica se la atribuye a Homero con la Ilíada y la Odisea, pero antes de estos ya existía la figura del héroe (por cierto, arquetipo es: el patrón ejemplar en el que se basan otros modelos, ideas o conceptos).
Así pues, los héroes son guerreros que poseen una
serie de virtudes que los sitúan por encima del resto de seres humanos hasta
casi convertirse en dioses; luchan en la defensa de sus ideales al grado de dar
la vida por ellos. Desde la Ilíada hasta
StarWars, todas las historias sobre héroes tienen el mismo diseño estructural:
personas ordinarias destinadas a lograr hazañas extraordinarias con un
poquito de “ayuda divina” (como sea que se le denomine a ello: ciencia,
tecnología, súper poderes, la fuerza, etc.).
Así pues, todos los héroes de la actualidad solo replican la historia ya (muy trilladamente) contada. El niño cuya grandeza fue profetizada antes de su nacimiento, el hombre que descubrió sus poderes cashi shin querer, el joven que sufrió un accidente que cambió el rumbo de tu vida, la mujer que… no olvídenlo, casi no hay heroínas. En fin, el punto es que el héroe se destaca de los demás por su astucia, honestidad, honradez, sentido de justicia y muchas otras virtudes ideales que queremos lograr pero nunca alcanzamos, deja o pierde todo lo que tiene (incluso a su familia) y a pesar de las duras pruebas, sale airoso de ellas por ser intachable y trabajador, todo un hombre modelo que se sacrifica (literalmente) para la consecución de los ideales que persigue: ya sea que mate a un dragón, cumpla con sus 12 tareas, consiga la inmortalidad, salve al mundo del apocalipsis o realice cualquiera de una gran lista de hazañas.
Pero el héroe no es el único arquetipo que se
mantiene en la cultura contemporánea. Joseph Campbell identificó, por primera
vez, el patrón denominado como “El viaje
del héroe” (lo hizo en 1949, en su libro El héroe de las mil caras). En
él se describe cómo es el proceso por el que el “héroe” transita. Para
efectos prácticos te voy a pedir que pienses en un héroe, ya sea mitológico,
literario, cinematográfico, de serie de televisión o lo que sea, mientras sea
un “héroe” cuenta. Céntrate en una sola temporada, una sola película, un solo
libro, un solo cómic, ¿listo?
El viaje del héroe comienza con la Partida, se establece un contexto
ordinario donde el personaje se desenvuelve tranquila y felizmente hasta que
aparece un elemento que corrompe su paz y vida cotidiana llamándolo a la Aventura. En esta Iniciación, el héroe se adentra en situaciones extraordinarias que
escapan de la cotidianidad a la que estaba acostumbrado. En este punto conoce a
quienes lo van a ayudar o le van a impedir avanzar. El héroe mitológico podía
vencer y salir vivo o bien morir (por pelea o sacrificio) en la realización de diferentes
Pruebas (en el mundo de los vivos o
los muertos) donde recibe ayuda muchas veces mágica o divina (denominados Auxiliares) hasta llegar a una Prueba Máxima donde, al vencer, recibe
una Recompensa (matrimonio,
concordia, apoteosis, dones y virtudes adquiridas, iluminación, libertad o
resurrección, entre otras). Al final de la Travesía
el héroe va de Regreso a su hogar (o
vida pacífica) ya sea con el favor de los dioses (con un Emisario protector) o con una serie de obstáculos hasta conseguir
el Equilibrio. Si lo logra se acaba,
si no, se extiende la historia (te estoy viendo Harry Potter).
Si quieres escribir una historia exitosa piensa en
Odiseo, en Aquiles, en Hércules o quizá en Frodo o en Anakin Skywalker. Si
ninguno de los anteriores funciona qué tal Barry Allen, Bruce Wayne o Clark
Kent o tal vez podrías recordar la travesía de Tony Stark, Peter Parker y la
Princesa Diana de Themyscira o la trayectoria de James Howlett (AKA Logan). Piensa en lo que pasó con Tom Sawyer o
Hunckeberry Finn e incluso Constantine,
la vida de Thomas A. Anderson (Neo) o del afamado Tyler Durden. Héroes, súper héroes y casi héroes, todos
ellos llevando en su espalda el peso de los clichés para completar un viaje que
(a veces) no querían empezar Usa los
arquetipos a tu favor y empieza a escribir hasta que termines y sabrás que has
terminado porque “al final todo está bien y si no está bien, entonces no es el
final” (así o más clichés).
Agradezco
que me leas, mi nombre es Ana Itza Carrillo y soy profesora de preparatoria en
el área de lenguaje y comunicación. Me
encantaría ayudarte en la edición de tu próximo proyecto. Contáctame para platicar, compartir ideas o
tomarnos un cafecito en TW: @tritza.